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martes, 25 de mayo de 2010

ATRAPAMOSCAS (DIONAEA MUSCIPULA)


El atrapamoscas es una planta perenne que se desarrolla en forma de roseta. Esta planta insectívora es buena para el principiante, pero asegúrese de que compra una cultivada en casa, pues en su entorno natural la especie está amenazada. La roseta se compone de seis o más hojas, que presentan los bordes del limbo laciniados. La trampa de la planta radica en los “párpados” cuyo interior es de color rosado, con tres cerditas excitables: el mecanismo se activa cuando un insecto se posa sobre la hoja y toca una de estas cerdas. Inmediatamente la hoja se cierra y el insecto capturado es digerido por las enzimas que secretan multitud de pequeñas glándulas. Cada trampa captura unas cuatro víctimas antes de morir. A finales de la primavera aparecen las características florecillas blancas en la parte superior de la planta; esto hace que se reduzca la posibilidad de que se coman los polinizadores.
En invierno, el atrapamoscas no tolera condiciones de excesivo calor. Resiste temperaturas casi heladas: si la mantiene a un mínimo de 3º C sobrevivirá el período de reposo invernal. Si la temperatura excede los 10º C, obtendrá especimenes pobres, pues las temperaturas frescas son esenciales para el letargo. Las semillas germinan a temperaturas entre 21 y 26º C.
Sitúela casi todo el año en un lugar en el que reciba abundante iluminación directa: gire la maceta de vez en cuando para que le dé el sol por todos lados y así obtener un crecimiento uniforme. La trampa adquirirá un tono rojo intenso si crece con buena luz. En verano es conveniente protegerla de la luz directa demasiado intensa.
Esta especie no plantea problemas especiales a la hora de regar. Durante la estación de crecimiento, sumerja la maceta en un recipiente con agua blanda libre de cal.
El riego le proporcionará al atrapamoscas casi toda la humedad que necesita. Si la temperatura supera la recomendada, ponga la planta en un lugar ventilado, pero a salvo de las corrientes de aire. Esta planta requiere un ambiente húmedo, por lo que no es aconsejable cultivarla en viviendas con calefacción.
Estas plantas obtienen el abono de sus presas. No abone nunca las plantas carnívoras, pues se les puede estropear la raíz, deformar las hojas o incluso provocar la muerte.
Transplante cada dos o tres primaveras, o cuando haya crecido mucho: utilice una maceta mediana y una mezcla a partes iguales de turba con musgo y arena gruesa. No utilice una mezcla de tierra, pues las necesidades de la planta son muy específicas.
La turba rubia (“sphagnum”), extendida sobre la tierra, contribuirá a mantener un alto grado de humedad, y en ella germinarán las semillas.

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