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jueves, 3 de junio de 2010

CICA (CYCAS REVOLUTA)


Estas plantas tolerantes y de aspecto poco habitual constituyen una fácil alternativa a las palmeras originarias de China y Japón; en su ambiente natural pueden alcanzar 3 metros de altura, aunque los ejemplares cultivados en macetas raramente superan el metro y medio. De la cima del robusto tronco surge un abanico de grandes hojas arqueadas, formadas por finísimas hojitas de extremos aguzados, cada una de las cuales puede medir hasta 15 centímetros de longitud. Los ejemplares pueden ser de pie masculino o femenino. Para que crezcan las semillas, de color escarlata, es necesario cultivar una planta de cada pie y polinizar manualmente las flores en otoño.
Esta especie de cica es ideal para un ambiente fresco, donde crecerá lentamente, manteniéndose por debajo de los 60 centímetros de altura durante un par de años.
La cica requiere una temperatura mínima de unos 10º C, con una óptima durante el día en torno a los 21º C. Es preciso proteger la planta de las corrientes de aire.
La luz debe ser brillante pero indirecta; las galerías acristaladas pueden resultar demasiado luminosas en verano, por lo que será preciso trasladar la planta.
Riegue abundantemente y luego deje que la tierra se seque casi por completo antes de volver a regar. Disminuya los riegos en invierno y evite siempre los excesos.
Esta planta no necesita un ambiente especialmente húmedo. Si la atmósfera es muy seca y calurosa, las pulverizaciones ocasionales con agua pueden resultar benéficas. Hágalo preferentemente por la mañana.
Abone las plantas desarrolladas cada dos meses, entre primavera y mediados del verano. En el caso de los ejemplares recién transplantados, no aplique abono durante un año.
Transplante a principios de la primavera, utilizando tierra de marga con arena.
Puede obtener nuevas plantas a partir de los “hijuelos” que aparecen al pie de la planta madre. Córtelos con un cuchillo afilado y plántelos en tierra de marga con arena.

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